La banca está inmersa en una transformación profunda que redefine por completo su presencia física y digital.
El concepto de red de conectividad en lugar de sucursales se impone como la nueva norma, impulsado por cambios en hábitos, costes y tecnología.
Evolución histórica de la banca
Hace apenas dos décadas, las sucursales bancarias eran el principal canal de atención al cliente. La crisis financiera de 2008 marcó un punto de inflexión: fusiones, reorganizaciones y presión regulatoria redujeron la red de oficinas.
Desde entonces, el número de sucursales en España pasó de cifras históricas a 17.603 en 2023, el nivel más bajo desde 2009. Se evidencia que el modelo tradicional deja de ser sostenible ante costes fijos elevados y baja afluencia en ventanilla.
La transformación de la red física
Lejos de desaparecer por completo, la red presencial se reconfigura y diversifica en un mosaico de puntos de acceso económicos y capilares.
Las entidades combinan oficinas, cajeros inteligentes, oficinas móviles (“ofibuses”), puntos en comercios y agentes financieros para ofrecer cobertura en zonas donde la sucursal desaparece.
En total, más de 80.000 puntos de contacto físico combinan cajeros, acuerdos con Correos y comercios, y más de 169 agentes reclasificados como oficinas.
- Cajeros automáticos 2.0 con depósitos, cambio de billetes y videoatención.
- Oficinas móviles que recorren zonas rurales con servicios básicos.
- Red de agentes locales capacitados para asesorar y cobrar efectivo.
El desafío de la inclusión financiera
La ambición de “conectividad total” se enfrenta al reto de la España vaciada y la brecha digital. En 2024, 3.069 municipios carecen de cualquier acceso presencial, aunque la cifra bajó en 334 localidades respecto al año anterior.
Aún así, 336.251 habitantes (0,69% de la población) viven sin posibilidad de retirar o ingresar efectivo en su municipio. Estas cifras, aunque pequeñas en porcentaje, impactan comunidades rurales con menos renta y densidad muy baja.
- Municipios excluidos tienen una media de 143 habitantes y densidad de 4,7 hab/km².
- El 99,6% de ellos son zonas rurales con renta un 16,7% inferior a la media.
- Castilla y León (7,05%) y Navarra (4,83%) concentran los mayores porcentajes de población sin acceso.
Comprender quién se queda atrás sirve para diseñar políticas de inclusión financiera efectivas y garantizar que el avance digital no deje huérfanas a las áreas menos pobladas.
Nuevos formatos y ecosistemas de canales
Las sucursales reinventadas se convierten en showrooms de productos y asesoramiento, delegando operaciones cotidianas al autoservicio y la banca digital.
Surgen modelos híbridos: espacios con kioscos para videollamada con personal remoto, puntos de cita previa y áreas de formación digital donde el cliente aprende a manejar la banca móvil.
- Oficinas externalizadas con infraestructura minimalista y enfoque comercial.
- Integración de APIs bancarias en plataformas de terceros, permitiendo pagos y consultas desde apps diversas.
- Canales omnicanal que sincronizan histórico, consultas y transacciones en tiempo real.
Los nuevos cajeros 2.0 permiten depositar, cambiar monedas y acceder a funcionalidades de forma autónoma, reduciendo costes operativos y mejorando la experiencia.
Conectividad total y futuro de la banca
El horizonte es un ecosistema donde la banca esté disponible en cualquier momento y lugar, con redes de alto rendimiento y seguridad reforzada.
La clave radica en combinar capilaridad física con innovación digital: despliegue de redes móviles 5G, biometría en cajeros, tokens virtuales y contratos inteligentes para operaciones seguras sin intermediarios.
Para lograrlo, bancos, autoridades y comunidades deben colaborar en:
- Invertir en alfabetización digital y formación local.
- Incentivar la instalación de puntos presenciales alternativos.
- Desarrollar productos adaptados a perfiles rurales y mayores.
El resultado será una banca accesible, inclusiva y sostenible, capaz de servir tanto al ciudadano urbano como al residente en el municipio más remoto.
La transición hacia la “banca sin sucursales” no es un adiós al contacto presencial, sino la evolución de un modelo basado en la conectividad total. Al comprender sus retos y oportunidades, podremos construir un sistema financiero más cercano, resiliente y equitativo para todos.